jueves, diciembre 17, 2009

MAGIA POTAGIA.



Abandoné los trastos y me fui a la aventura, esta vez sola, memorizando el camino que recorría, fijándome en cada detalle.

Eso de andar sola por ahí en un país que no es el tuyo, con un idioma que todavía no acabas de dominar, te hace sentir, también parecer, un poco idiota. Para empezar, cualquier pequeña cosa es un mundo. Lo de cruzar la calle se convirtió en una odisea, con eso de que circulan por la izquierda iba mareada, mirando a un lado y al otro, volviendo a mirar y a remirar, parecía que andaba haciendo ejercicios de cuello. Tenía que pensar cada vez por donde iban a aparecer los coches. En un par de ocasiones me tocó retroceder porque se me llevaban por delante si no lo hacía, la costumbre es muy mala en un lugar donde es distinta.

Terminé haciéndome amiga de todos los semáforos de peatones que encontré, que me cruzaban de una acera a la otra. Caminé, caminé, caminé hasta hartarme, parándome en cada escaparate curioso, mirando detenidamente algunas casas, disfrutando de la navidad que marcaba su presencia en cada esquina, de las caras nuevas, y observando la vida discurrir de otras personas.

Una sirena de un coche de policía se escuchó a lo lejos y mientras se acercaba con su sonido repetitivo hacía donde me encontraba, el mundo pareció detenerse, y por unos instantes se detuvo, hasta que se alejaron con su música y sus luces dando vueltas sobre el techo.

Otro semáforo. Un chico con su melena larga, rubio, casi albino, al otro lado de la acera, justo enfrente de mí, se paró respetando religiosamente el rojo para los peatones. Hice lo mismo, y fue allí cuando lo vi. En todo ese rato que permanecí junto a aquel semáforo, no pude dejar de mirarlo, tirado, abandonado a su suerte en el suelo. Un chupete azul. Un chupete que algún niño estaría añorando, quizás llorando, porque un chupete lo es todo en el mundo infantil. El chupete me miraba fijamente atrapando toda mi atención y yo miraba al chupete, también a mi alrededor, por si encontraba al pequeño propietario, pero no hubo suerte. Me imaginé al chiquitín que había detrás del chupete, a un niño rubio platino de enormes ojos azules y mejillas sonrosadas, me imaginé a ese pequeño desamparado sin el consuelo de su objeto más preciado.
En ese momento, entre el chupete y yo se estableció una comunicación, no verbal, por supuesto, pero pese a ser un objeto, diminuto, un objeto sin más, un objeto tirado sobre el asfalto junto a un semáforo gris, se convirtió de pronto en lo más importante de ese paseo en soledad, en el icono, porque el chupete no habló, pero mi alma si mantuvo un monólogo en mi interior que comenzó al encontrarme precisamente con él. Es difícil de explicar, pero de golpe y porrazo comprendí muchas cosas que había ido aplazando para no pensarlas, las tuve que mirar de frente, casi a la fuerza, y un torrente de sensaciones me envolvieron de tal forma que ya no vi nada igual, el chupete hizo magia y el mundo a mi alrededor se transformó en otro.

Comprendí de repente, así, por sorpresa, mis propios sentimientos, esos que la parte no consciente de mí trata de esquivar poniendo un muro de defensa, y todo gracias a un chupete azul que me miró, que cayó al suelo para encontrarme a mí, porque no existe la casualidad.

Aunque parezca extraño y no entendais nada, todo cambió y todo sigue cambiado.

12 comentarios:

Marisol dijo...

The more things change, the more they stay the same...


pd.-graciaaas por el post del chocolete!!

El árbol que nunca dió manzanas dijo...

En nuestro día a día ni nos fijamos en lo que nos rodea, así que te felicito por ser consciente de que necesitamos sentir que ahí fuera hay mucho más...
Tu querido chupete a mi me trae recuerdos extraños, no todos buenos, debo admitir, pero de los buenos, lo mejor de mi vida.
Puedo interpretar tus palabras en dos sentidos, uno bueno y otro, no tanto...

Los niños se recuperan enseguida de sus perdidas, las olvidan con un abrazo. Pero de todos modos, tranquila, ese nene te aseguro que en cuanto su madre se dió cuenta de la desaparición, fue a comprar otro.

A mi aún me pasa una cosa extraña, voy a la farmacia, los miro, me miran y oigo como me dicen "llevame contigo, soy bonito" jajajaja me los llevaría, te lo juro jajajaja mis niñas, cuando los necesitaron, tenian para dar y vender, cada uno de un color, una forma...

¿¿a ti también te dicen lo mismo??...

Saludos guapa.

Lorena dijo...

Marisol: Gracias a ti guapa!!!,por rellenar mis curvas, jajajajaja

Manzana Alicia: Es difícil de explicar, pero sí, puede ser bueno y malo dependiendo como lo mires.
Los chupetes de la farmacia tmb me llaman, y los del supermercado, y los de todas partes, jajajajaja, ¡me encantan los chupetes! y no concibo a un bebé sin chupe, y eso que dicen que es malo para el paladar o no sé qué, pero yo llebava chupete y sigo aquí, sin traumas bucales, ¡son tan bonitos!, ¡vivan los chupetes!. Sí, me dicen lo mismo y muchas cosas más. Un beso guapa!

Anónimo dijo...

Lore que ya me imagino un Pedrito por el rellano...ah! una cosita, los bebes tambien se crian sin chupetes, yo he tenido dos y no sabes como les gustan los deditos, cinco tenian para elegir y con condimento. Miguel y Balma, mis dos soles y antilatex, la goma la chupas tu mama!..

El árbol que nunca dió manzanas dijo...

En la pregunta ¿¿Te dicen lo mismo?? me faltó añadir un "je je je" guiñar un ojo y ofrecerte una sonrisita de complicidad.

Pienso que los chupetes "no nos llaman" sino que los llamamos nosotras, nuestro "yo materno" que por mucho que la mujer no "quiera", sigue estando ahí, aferrado a nuestras entrañas.

jejeje no coincido contigo en lo de "bebé-chupe", el bebé no necesita el "pupe", lo necesitamos los papis, que hartos de que el niño llore, buscamos soluciones fáciles y rápidas.
Pero sólo es una opinión.

Buenos días¡¡
Saludos.

Lorena dijo...

María: Relax que no van por ahí los tiros, jajajaja...fue un momento chupete muy extraño pero bonito. Me acuerdo de Balma y sus deditos, el pulgar el preferido, y también tiene su gracia verlos chupa que te chupa. Esto de los chupetes es un mundo. A mí es que me gustan mucho, aunque para quitárselos se tenga que llamar a Papá Noel.

Alicia: Algo tienen los chupetes que contactan con nosotras. Probablemente es así, ellos nacen sin chupetes y los papas se lo ofrecen cada vez que lloran, en realidad es lo más normal, lo lógico, que crezcan sin chupe, pero eso no quita que a mi me gusten más en las fotos con el chisme tapándoles la nariz.
De momento no me tengo que enfrentar a este dilema así que me quedo encantada con mi momento especial en chupetilandia.

Besotes a las dos!

Anónimo dijo...

Jo tia! Yo quiero un Pedrin...

Lorena dijo...

Anónimo: ¡Pero si Pedrín ya tenemos uno bien templao!

Marisol dijo...

Jajajaj....que divertido lo del Pedrín!

A los recien nacidos ya les encanta el chupete. Les relaja muchooooo el poder estar chupando todo el día y yo creo que si puedes evitarles la ansiedad que tienen por todo el lio en que se encuentrarn cuando nacen pues mejor que mejor. Los deditos suelen dar muchos problemas puesto que pueden deformar y además cuendo llega la hora de retirarle el chupete no hay problemas, peroo...como les quitas el dedo? A mi también me encantan los chupetes...pero todo lo que hagas con tu bebé sea la decisión que sea seguro que es la mejor!

Lorena dijo...

Marisol: Esto empieza a parecer un foro de esos de mamás primerizas, jajajajaja, ¡lo que da de sí un chupete!. La verdad Marisol, que yo no sé que haré cuando llegue el momento, yo sólo sé que a mi los chupetes me gustan muchísimo, y los dueños de los chupes mucho más. Besotes!!!

Cecilia dijo...

Pues yo he entendido lo que he entendido...
Besos!!!!

Lorena dijo...

Cecilia: Pues seguro que has entendido mal. Mua!!!
Pd. Dime el número de la última foto que te mandé para que envíe el resto!!!